- El Zorro a écrit:
- Recientemente los ministros de Medio Ambiente de Portugal y de España, se han puesto de acuerdo para trabajar cojuntamente contra esta lacra.
Sin duda va a salir una foto muy bonita.
- El Zorro a écrit:
- España y Portugal están sufriendo el período de sequía mas largo desde hace 60 años, nuestros bosques están siendo devorados por las llamas. Esta situación no es nueva, ya que nuestros países todos los años pierden cientos de miles de hectáreas de masa forestal, que en muchos casos es prácticamente irrecuperable, haciendo que algunas zonas de la península galopen hacia una desertización irremediable...
¿Qué podemos hacer para que esto no se produzca, o disminuya?
Mientras se siga especulando con el territorio y depredando sus recursos (recalificación del suelo, compra de madera y cisco); mientras se continúen con ciertas actitudes o prácticas agrarias “tradicionales” agresivas como las quemas o las rozas de rastrojos o monte bajo sin control alguno; mientras que los políticos sigan con su demagogia (todos, me da igual el signo político), actuando siempre a posteriori (cuando actúan) y sin atajar el problema desde su raíz; y mientras continuemos con esta falsa “cultura verde light” o “ecología de postal” de barbacoas y pic-nic, dudo mucho que la situación que vaya a cambiar.
El progresivo abandono del medio rural y el aumento de la presión de la actividad humana y su impacto sobre estos espacios son los principales orígenes del aumento de incendios.
La lucha contra los incendios no se limita simplemente a la adecuación de medios para la extinción, sino que se trata de una labor constante que se inicia mucho antes y que está fundamentada en la prevención, el mantenimiento, la gestión y la concienciación.
Por ello distinguiría tres planos: Institucional, económico y social.
La política de lucha contra los incendios ha de estar integrada con las políticas agrarias, de gestión de las masas forestales y de planificación territorial (para los que tengáis nociones de ordenación territorial y de impacto ambiental (me refiero a los enfoques del tipo bottom-up, desde abajo hacia arriba, basadas en la implicación de los agentes locales y la transversalidad de las acciones, muy distintas de las clásicas y habituales acciones sectoriales).
En este sentido, creo que se debería abandonar el concepto de campaña estival contra los incendios, en favor del mantenimiento y gestión adecuados de los recursos forestales mediante una adecuada dotación de recursos humanos, técnicos y económicos (labores de poda, entresaca y limpieza de maleza, creación y mantenimiento de cortafuegos, repoblación con especies autóctonas, etc).
A la vez hay que entender que el medio natural tiene un valor en sí mismo y no solamente un valor crematístico (económico). En este aspecto, la PAC o Política Agraria Común y las distintas políticas relacionadas con el medio ambiente distan mucho de ser perfectas.
Se tiende muchas veces a demonizar a la industria maderera como causante de los incendios forestales. Supongo que en muchas ocasiones así sea. Sé que sólo es un ejemplo, y por desgracia aislado, pero la gestión de masas forestales en la Tierra de Pinares (sureste de Burgos y noroeste de Soria), resulta ejemplar, siendo una zona con una enorme riqueza silvícola que vive de la industria transformadora de la madera de pino y donde se da uno de los índices más bajos de incendios de la península (sería estúpido acabar con la gallina de los huevos de oro). La construcción desbocada, boom que nunca se acaba, es igualmente un catalizador de incendios.
En algunos lugares se ha instaurado una verdadera cultura del fuego en la que parece que se viva de “chiscar” o “pegar fuego” al monte para luego apagarlo (existe un verdadero negocio en los medios de extinción) y repoblar (mediante especies industriales de crecimiento rápido). Este es un tema escabroso que siempre se elude comentar pero que está ahí y que es el origen de muchos de los incendios que están asolando el solar peninsular.
Por último, es necesaria una verdadera concienciación o educación ambiental por parte de todos nosotros, de respeto hacia el medio ambiente; esta afirmación la extendería al respeto de lo público. (esto me recuerda un artículo del cual recomiendo su lectura: “La tragedia de los espacios colectivos” de Hardin).
A todo el mundo le gusta salir al campo a pasear, a merendar y a hacer la barbacoa, a disfrutar de la práctica de deportes (senderismo, trekking, MTB, ...) o a deleitarse con su contemplación,
y así liberarse del “stress” y la monotonía, pero muchas veces, por desgracia, también de la responsabilidad. El incendio de Guadalajara de hace un par de semanas a causa de la imprudencia de unos domingueros es un desafortunado y triste ejemplo. No vale decir que la culpa la tienen exclusivamente las autoridades, los políticos por permitir estas actividades y por la nefasta planificación y actuación. El incendio lo causaron unos ciudadanos como nosotros, no los políticos ni los empresarios. También nosotros somos culpables.
SAD BUT TRUE.